Artículo publicado por: Carlos Heller
El informe del jefe de Gabinete en el Senado de la Nación no sólo ha
sido importante por su duración, en parte debida a las múltiples
respuestas dadas a los senadores, sino porque fue construido con una
gran cantidad de datos que avalan todo lo que se ha avanzado en esta
última década, siguiendo la línea del discurso de Cristina Fernández en
la Asamblea Legislativa.
De tan extensa exposición resulta difícil extractar los conceptos
más relevantes, muchos de los cuales ya han sido publicados por algunos
medios y olímpicamente obviados por otros.
Jorge Capitanich señaló que en los últimos meses “se ha diseñado un
programa económico estructural que privilegia el empleo y la
producción, con condiciones para estimular la competitividad interna y
el desenvolvimiento de las economías regionales”.
Comentó que la política económica apunta a generar condiciones para
propiciar un estímulo en el consumo y también sobre la inversión,
mencionando el fuerte impacto de la línea de crédito para la inversión
productiva del BCRA.
El jefe de Gabinete mencionó tres objetivos principales para el
corto y mediano plazo. Uno de ellos es “el autoabastecimiento energético
para reducir o eliminar la importación de energía”, para lo cual “es
estratégico el rol de YPF”. En este aspecto cabe mencionar los buenos
datos del incremento de producción de YPF en 2013.
Otro objetivo consiste en la reducción del déficit en la balanza
comercial de algunos complejos industriales de producción de bienes y
servicios, como el automotriz. La mención a este tema es una gran
oportunidad para pensar en intensificar una política de sustitución de
importaciones de nuevo tipo, que se centre en aquellos sectores del
conocimiento, otros de alto valor agregado y en los que sean poco
demandantes de importaciones.
El tercer objetivo lo fijó en la necesidad de “mantener el
crecimiento de carácter sustentable y, con ello, el mejoramiento de la
calidad de vida” que, podríamos decir, es una meta de carácter
permanente.
Una de las áreas del informe que tuvo muchas repercusiones fue el
tema de los subsidios a las tarifas públicas, y la referencia a la
reducción paulatina de los mismos, una meta ambiciosa pero que debe
encararse con la necesaria sintonía fina.
Desde la oposición se hicieron oír críticas, como la de Martín
Lousteau, quien expresó que “tenemos una inflación galopante porque el
Estado gasta mucho y muy mal”, para luego agregar que “ya sabe todo el
mundo cómo se controla la inflación. Pero en Argentina vamos por una
línea exótica”. (Cronista 13.03.14).
No resulta original la muletilla del gasto público como el mal de
todas las cosas, pero evidencia que el diputado de Suma + Unen está
utilizando las doctrinas ortodoxas. Si hurgamos en el diccionario,
ortodoxia se define como “conformidad con doctrinas o prácticas
generalmente admitidas”, explicación que combina perfectamente con el
“ya sabe todo el mundo” citado por Lousteau, y el adjetivo “exótico”
atribuido a las políticas heterodoxas. Este enfoque deriva la solución
de los aumentos de precios al clásico ajuste fiscal y salarial, mención
que el legislador evita con las más variadas metáforas.
También en el Senado se comenzó a tratar el “Convenio de solución
amigable y avenimiento de expropiación” entre el Estado Nacional y
Repsol, con los informes de Carlos Zannini, Axel Kicillof y Miguel
Galuccio. Según el primero, “hemos tenido éxito en lograr que el
expropiado convalidó no sólo el precio de la expropiación sino también
los medios de pago a utilizar. Y esto no es una cuestión menor”,
resaltando que el precio acordado de parte de Repsol “está muy por
debajo de sus expectativas iniciales”. Por su parte, el titular del
Palacio de Hacienda defendió en varias oportunidades el valor estipulado
y la forma de pago: “la (indemnización la) estamos pagando en cuotas y
esto es bueno para los argentinos porque es una decisión estratégica”.
Entre los distintos razonamientos sobre las bondades del acuerdo,
Kicillof comentó que en los dos últimos años “nos ahorramos U$S 2000
millones en dividendos que Repsol giraba a su casa matriz”, comparados
con los U$S 5000 millones que hoy se están pagando en largas cuotas.
Este convenio está cerrando un capítulo iniciado con la
expropiación de las acciones de Repsol, y allanando el camino para que
YPF continúe, con mayor intensidad y más inversiones, bregando por
revertir el déficit energético.
HAZ LO QUE YO DIGO… En el plano internacional vale
mencionar la presentación del Reporte Económico de Obama al Congreso de
los Estados Unidos, donde resalta el crecimiento de los últimos cuatro
años, tras la caída experimentada por la crisis en 2008 y 2009.
Según el Consejo de Asesores Económicos, la Ley de Recuperación y
Reinversión por sí misma contribuyó a crear cerca de 6 millones de
puestos de trabajo hacia fines de 2012 y a incrementar el nivel del PIB
entre un 2% y 2,5% desde finales de 2009 hasta mediados de 2011.
El paquete fiscal involucrado en la ley consistió básicamente en
recortes impositivos a individuos, incentivos fiscales a empresas, ayuda
social, e inversión pública en áreas como la energía, la salud y la
educación, requiriendo recursos que totalizaron los U$S 832 mil
millones; un notable esfuerzo fiscal de casi 6 puntos del PIB. A estas
medidas anticíclicas hay que sumar las políticas monetarias, de
estabilización financiera, y hasta de nacionalización de empresas, como
fue el caso de General Motors.
Las enseñanzas son claras. Los norteamericanos están saliendo de la
crisis económica que ellos mismos generaron, aplicando las medidas
contrarias a las propulsadas para el resto de los países por los
organismos internacionales, que ellos dirigen, un discurso que forma
parte de la habitual retórica del “doble estándar” a la que nos tienen
acostumbrados.
Obama ha enviado el Presupuesto 2015 al Congreso (período que
comienza a mediados de este año), en el cual propone aumentar los
impuestos a los ricos, aplicando la denominada regla “Buffet” que
requiere que los millonarios paguen no menos de un 30% de tasa
impositiva sobre el ingreso, deducidas las contribuciones a la caridad,
así como aumentos en el gasto social, una propuesta que difícilmente
pase por el tamiz de los legisladores republicanos.
En las palabras de Obama también estuvo presente el tema de la
distribución del ingreso, al señalar que “las tendencias que han
amenazado a la clase media por décadas se han profundizado, ya que
mientras que los que están en la cima se encuentran mejor que nunca, los
salarios promedio apenas se han incrementado”. Las cifras son claras al
respecto, ya que durante el período 2010-2012, posterior a la crisis
financiera, en Estados Unidos el 1% más rico de la población acumuló el
95% del crecimiento, una cifra que supera con creces el valor del 68%
que promedió en el amplio período que va de 1993 al 2012. Son datos
contundentes que expresan algunos de los límites que presenta el sistema
capitalista a la hora de satisfacer las necesidades de las grandes
mayorías y que nos obligan a pensar alternativas distintas de las que se
pregonan desde los grandes centros y que afectan sensiblemente la
realidad de las periferias.
Al respecto, las palabras mencionadas por Michelle Bachelet el día
de su reasunción, quien entre otras cosas sostuvo que “creemos que puede
haber un Chile diferente y mucho más justo”, dan una idea de las
importantes asignaturas en términos sociales y de redistribución de los
ingresos que afrontará el nuevo gobierno, apoyado por una renovada
alianza política consustanciada con la búsqueda de un nuevo orden para
la sociedad, alejado de los parámetros más conservadores. Se trata sin
dudas de un cambio de paradigma indispensable y a la vez constituye todo
un desafío para los gobiernos progresistas de la región, que suelen
enfrentar la oposición de los grandes grupos económicos. La amplia
asistencia de mandatarios al acto de asunción refrenda la importancia de
la integración latinoamericana, algo importante para una presidenta que
va a tener que decidir si profundizar la Alianza del Pacífico, o
tornarse más hacia Latinoamérica y el Mercosur, y de esa forma, ayudar a
consolidar el camino libertario que han venido recorriendo gran parte
de los gobiernos de la región.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 16 de marzo de 2014.